Esto dice Héctor Abad Faciolince "Cuando yo era niño, la gente más poderosa de Medellín vivía en el centro, en casonas muy bien construidas, o en apartamentos inmensos. El centro tenía muchas ventajas: en el centro, por ejemplo, nunca se iba la luz, porque tenían un sistema eléctrico especial de las Empresas Públicas. El centro era muy seguro, de día y de noche: en el centro estaban las librerías, los cines, los mejores almacenes, los mejores restaurantes, las calles mejor trazadas. En el Astor y en Versalles no ponían música a ninguna hora, y se podía conversar. Las mujeres más bonitas paseaban por Junín, elegantísimas, y los industriales y los millonarios eran socios del Club Unión, que quedaba en el centro. El mejor hotel de Medellín, el Nutibara, estaba en el centro, y en él recibieron a Borges, cuando vino a la ciudad a hablar de tangos, en el Paraninfo. En el centro no había puteaderos ni casinos pues estos solo podían funcionar en una zona de tolerancia: Lovaina. El
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